Ayer, sábado día 7 de julio, celebramos en Pontedeume, en el Hogar de San José, nuestra Ultreya Diócesana de verano.
Después se pusieron en común diversos testimonios y las distintas experiencias de los grupos y Escuelas existentes, a modo de reflexión sobre las realidades de cada zona, que resultó muy enriquecedor.
Para culminar la mañana, la Celebración Eucarística.
Compartimos comida en el mismo centro y finalizó la tarde con un acto mariano.
Estuvimos acompañados por nuestro Consiliario, D. José Esmorís Cambón y otros sacerdotes,
de la zona y lugares de la diócesis.
Gracias a todos los que hicisteis posible este gran día.
Un día de fiesta intenso que llenó nuestros corazones en el encuentro con los hermanos y con Cristo.
Un encuentro que deseamos para cada día.
Para cada día
Cada
día, haz algo de lo que puedas sentirte orgulloso al día siguiente.
Cada
día, siembra una semilla de la que puedas vivir al día siguiente.
Cada
día, piensa que es el primero y el último de tu vida.
El
primero, para que lo vivas como la sorpresa de tu vida.
El
último, para que lo aproveches como tu última oportunidad.
Cada
día, busca tu felicidad haciendo más feliz a algún otro.
Cada
día, piensa, hoy puedo hacer todo lo que dejé de hacer ayer.
Cada
día, haz que Dios crezca un poco más dentro de ti
o
tú crezcas un poco dentro del corazón de Dios.
Cada
día, renueva tu corazón de tal manera que no queda amargura alguna para el día
siguiente.
Cada
día, no decidas hacer muchas cosas, pero las que hagas, hazlas como si fuesen
las últimas que haces.
Cada
día, pídele a la vida lo que la vida puede darte,
pero
tampoco le exijas lo que la vida espera de ti.
Cada
día, piensa que si hoy puedes, también mañana podrás.
Para
ti, todos los días son posibilidades nuevas.
Cada día sonríe. No guardes tus sonrisas de hoy para mañana. Sólo podrás sonreír bonito mañana si has sonreído bonito hoy.
Cada
día, comienza el día con un beso a los tuyos,
pero
también con un beso a los fracasos de hoy,
a
las dudas de hoy, a las tristezas de hoy, a las
cruces de hoy.
Es
posible que si cada día besas tus sufrimientos,
puedas luego “dormir mejor”.
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