Este domingo 22 de noviembre se clausuró en la Casa Diocesana de Ejercicios el cursillo nº 237 de la diócesis compostelana.
Los candidatos procedían de los más variados lugares. Había una persona de Perú, dos de Buenos Aires, otra de Uruguay, otra de Venezuela, otra de Rusia, varios de A Coruña, y Santiago, formando un grupo de 17 personas.
Los candidatos procedían de los más variados lugares. Había una persona de Perú, dos de Buenos Aires, otra de Uruguay, otra de Venezuela, otra de Rusia, varios de A Coruña, y Santiago, formando un grupo de 17 personas.
Llegaron el viernes por la tarde con cierta curiosidad, pero pronto desconectaron de sus realidades cotidianas, para sentir la experiencia y el encuentro con el prójimo, y con Cristo. En la clausura, los nuevos cursillistas expresaron sus impresiones después dos días de fructífera convivencia:
“Dejo el hombre viejo y voy rejuvenecido”
“Dejo al niño, la paralización, y llevo la movilización y la reafirmación de mi vocación y proyecto de futuro. Llevo muchas experiencias y aprendizajes, todos desde una óptica nueva.”
“Llevo muchos amigos, y en especial una en la que nos vamos a volcar”
“He encontrado confianza en si misma y en los demás, y he vuelto a nacer. Lo tenía dentro pero me daba miedo que saliese. Llevo la fe”
“He dejado mis miedos”
“Pensaba que con lo que hacía era suficiente y no le daba importancia a la rutina y al hablar de ideales se me vino abajo el estandarte. Llevo un amigo y marcho tranquilo a mi casa porque no me sentiré forastero y hay una luz que me guía”
“He venido buscando tranquilidad y fuerza, y he experimentado muchos sentimientos y emociones. Espero llevar muchas amistades que quiero conservar y gracias por lo que me habéis dado”
“Nos llevamos muchas notas, y hemos tomado conciencia de muchos valores que teníamos un tanto olvidados.”
“He encontrado unos remos, porque mi barca estaba a la deriva; llevo los remos para llegar a puerto y hacer felices a los que estén a mi lado”
“Venia con una serie de interrogantes, ya que pensaba que los cursillos no eran para mi. Sin embargo la luz la tuve aquí. La enseñanza más maravillosa es que tengo que estar abierta a todo”
