lunes, 24 de diciembre de 2012

Feliz Navidad



Quise comprar un árbol en esta Navidad y me dije a mi mismo
¿ y por qué no eres tú mismo ese árbol?
Y en un momento me sentí árbol de Navidad.
De sus ramas colgaban infinidad de regalos.
Los regalos recibidos en tantos años de vida.
Y me di cuenta de que toda mi vida había sido un regalo.
Un regalo de Dios. Y un regalo de los hombres.
Mi misma vida ya era un regalo.
Tantas personas a las que he podido ayudar eran un regalo.
Tantas manos tendidas al que había tropezado,
¿qué eran si no regalos de la gracia y del amor?

Tantas palabras de compresión,
¿qué eran si no otros tantos regalos de la bondad del corazón?
Tantas vidas que han encontrado en mí una mano que les señalaba el camino,
¿no eran también ellas los regalos que Dios me hacía en mi caminar?
Tantas vidas que encontraron una palabra de consuelo en sus pesares
¿no eran también ellos regalos que engalanan la vida sin que uno se dé cuenta?
Tantos cariños que encontré en mi camino, ¿ no eran regalos que Dios me hacía?
Tantos corazones anónimos agradecidos, ¿ no son otros tantos regalos del corazón de Dios?
¿ Y tantas alegrías experimentadas en mi caminar por la vida?
¿Y tantos momentos de dolor y consuelo compartidos?
¿Tantas vidas compartidas como si fueran mi propia vida?
¿Y tantos días llenos en el servicio?

Regalos. Regalos de Dios, como pedazos de vida.
En esta Navidad no he comprado el árbol.
¿Para qué comprarlo si lo tenía en casa?
Para qué comprarlo si mi vida es el mejor árbol de Navidad.
Lo miro, y lo veo cargado de vida y de vidas.
Lo veo cargado de toda mi ya larga vida.
De la vida de Dios en mi.
¿No estarás tal vez tú mismo colgado en este árbol de mi vida?
No le pondré lucecitas intermitentes porque Dios alumbra en él.
Mi vida alumbra en él.  Y las vidas de mis hermanos son otras tantas luces encendidas.
Feliz Navidad a todos cuántos nos hemos ayudado unos a otros a ser más felices y mejores
y que todos seamos una nueva Navidad.

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