El M. I. Sr. D. José Esmorís Cambón,
consiliario que fue del movimiento de Cursillos de Cristiandad de la
diócesis de Santiago de Compostela falleció este pasado 13 de mayo, día de la Virgen de Fátima, de la cual era
muy devoto.
Había nacido en la parroquia de Sofán, el 12
de junio de 1931. El 18 de marzo de 1956, recibió el orden sacerdotal en la
parroquia de san Jorge de A Coruña, de manos del Sr. Cardenal Arzobispo de
Santiago, Mons. Quiroga Palacios. Realizó los estudios eclesiásticos en el
Seminario Conciliar; además, en 1967, obtuvo el Doctorado en Sagrada Teología
en la Universidad Lateranense y la Diplomatura en Pastoral en el Instituto de
Pastoral de Roma. En 1956, es nombrado profesor del Seminario Menor de la
Asunción, estando nuevamente vinculado al mismo en el periodo de 1973 hasta
final de los años 80. En 1959, fue nombrado párroco de
las feligresías de Porto y Laraxe. A partir de 1973, su vida pastoral se
desarrollará en la cuidad de Santiago. Ese año es nombrado Vice-Rector del
Seminario Mayor Compostelano, del cual
será Rector desde 1977 a 1991. En 1983, es nombrado Canónigo de la
S.A.M.I. Catedral, siendo a partir de 1998, Canónigo Penitenciario. En el año
2013 pasó a la condición de Canónigo
Emérito. En 1989, es nombrado
Administrador Parroquial de Santa María de la Peregrina, de la que seguía
encargado en el momento de su fallecimiento, juntamente con la dirección de la
Casa Diocesana de Ejercicios Espirituales de Santiago, cargo que había asumido
en el año 1991. Ese mismo año y hasta 1996, ejerció de Delegado Episcopal del
Clero.
Fue también cursillista en su juventud y
luego Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad del año 1997 a
febrero del 2016. Cuando llegó D. José a
Cursillos, después de una larga
trayectoria en la Iglesia diocesana, tuvo que empezar desde cero. Pero desde el
principio se mostró siempre entusiasta por el Movimiento. A pesar de su edad, se reveló joven de
espíritu y se dejó transformar y crecer, adaptándose a los signos de los
tiempos, ayudándonos también a nosotros
en ese mismo crecimiento con su
testimonio y su humildad. Fruto de este proceso es la buena sintonía que perduró todos estos
años. Fue realmente un padre y pastor para los que ayudamos a que el cursillo
se realice. Al igual que pasó en su juventud, cuando se murieron sus padres y
se hizo cargo de sus hermanos menores, ejerció del mismo modo con nosotros como
padre espiritual. Siempre se preocupaba por las personas, manteniendo el
contacto, la acogida, haciendo suyas las inquietudes y dificultades de los que
lo rodeaban y compartiendo también las alegrías. De carácter sencillo y discreto,
se dejaba notar por el buen hacer y
por el cariño y la bondad que irradiaba. Por todo ello imprimió profunda huella en quienes
le tratamos.
Hace poco más de dos años le sobrevino
una grave enfermedad. Sin embargo, no
disminuyó su entrega y sacrificio y siguió visitando todos los meses los
distintos grupos de la diócesis, conduciendo él solo, a pesar de su
estado, largas distancias incluso de
noche.
Participó en nuestro último cursillo de
marzo, aunque ya no como consiliario,
dándonos una vez más testimonio de Cristo con su cálida presencia. Su enfermedad se agravó y permaneció
ingresado durante el último mes, tiempo durante el cual lo visitamos
asiduamente todos los miembros del
equipo de cursillos y otras
muchas personas de las realidades
diocesanas en las que había tenido contacto, para acompañarlo y darle también
algo de lo mucho que él nos dio. Siempre
tendremos en nuestros corazones sus palabras, consejos, gestos y detalles
llenos de amor y el recuerdo de
tantos momentos compartidos. Un
sacerdote ejemplar y un ejemplo de vida.
El Sr. Arzobispo presidió sus exequias
en la parroquia de Sofán, en cuyo cementerio parroquial recibió sepultura.
D.E.P.
El secretariado de Santiago de
Compostela.
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