domingo, 25 de diciembre de 2011

Ha nacido el Señor.



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¡Y sin embargo es Dios!

Navidad: Jesús entre los hombres, uno de tantos. ¡Y sin embargo es Dios! Lo mismo que su palabra: resuena con el acento de las demás palabras humanas, y sin embargo contiene el Verbo, la Palabra eterna que el Padre ha pronunciado al engendrar al Hijo.

La Palabra de Dios se ha hecho visible y audible en un recién nacido. Así el diálogo entre Dios y la humanidad ya no es sólo verbal, como cuando Dios hablaba por boca de Moisés o los profetas; el coloquio se hace ahora existencial y vital. En Jesús la palabra de Dios se hizo persona humana.

Cuando habla Jesús no hace conocer “algo”: se dice a sí mismo. Sus palabras son sacramentos de la palabra, del Verbo de Dios: lo contienen realmente y lo comunican, de modo que todo hombre o mujer, a su vez, pueda entrar en comunión con él y vivir de su vida divina. Es su misma vida la que habla, comenzando por su Nacimiento y, de una manera total con su muerte y resurrección, pero esto serán otras Pascuas…

¡Feliz Navidad!

domingo, 11 de diciembre de 2011

Adviento.

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Deseamos y esperamos, porque es Adviento. Deseamos y esperamos el Reino de Dios, esa realidad que está tan dentro y está tan alto.

La esperanza no sólo es valiosisima, sino que da valor a todas las cosas. Su origen está muy alto y llega a nosotros como lluvia gratificante. Si nos abrimos a ella, penetrará hasta lo más hondo, empapando todos nuestros genes. Ella hará crecer nuestra estructura personal, apuntando siempre hacia arriba, de donde procede. Por eso la esperanza, que se representa vestida de fuerza y alegría, en cada aliento nos repite: vive, crece, supérate.

La esperanza es la fuerza secreta que brota de muy dentro, se alimenta con vitaminas de fe y de deseo, para alimentar ella misma la voluntad humana y el vitalismo universal.

La esperanza sirve para aprender a: sonreír, soñar, luchar, vivir, rezar.



Galas de la niña esperanza.



Es humilde: La persona humilde “tiene puesta su esperanza en el Señor” ( 1Tm 5,5)

Es alegre: Da color a la vida, viste de ilusión “ Por lo cual – por la esperanza- rebosaís de alegría” (1P 1,6)

Es viva: Lucha poderosamente contra todo tipo de muerte “Engendrados en una esperanza viva” (1P 1,3).

Es valiente: Es audaz, comprometida “Teniendo, pues, esta esperanza, hablamos con toda valentia” (2Co 3,13)

Es paciente: como el centinela, como el que siembra, como el enfermo en recuperación, como la que gesta “Espera contra toda esperanza” (Rm 4,18)

Es creyente: Por eso siempre se fía y reza, a veces incluso con quejidos inefables “La creación (…) en la esperanza de ser liberada (…) gime hasta el presente y sufre dolores de parto” (Rm 8, 20-22)